Las siglas CSS corresponden a Cascading Style Sheets y que en castellano vendría a ser "hojas de estilo en cascada". El CSS es también un lenguaje, al igual que HTML, no son iguales, pues el CSS no es un lenguaje de programación, pero si comparten espacio y trabajan juntos para el resultado final de una página web.

Este código es el encargado de dar estilos y apariencia a nuestro contenido de HTML y así poder configurar colores y tamaños de tipografías, posiciones de los elementos, adaptar el contenido de la web a distintos anchos de pantalla. Todo esto nos permite tener un diseño responsive, es decir, un diseño amigable para todo tipo de dispositivos: tablet, móvil u ordenadores.

Por lo tanto, CSS nos ayudará a darle una apariencia a nuestro contenido de manera atractiva. Gracias a él es posible personalizar la apariencia de las webs de una manera enormemente creativa porque le permite al diseñador usar numerosas tonalidades, fuentes tipográficas… También nos permitirá ahorrar tiempo porque todo nuestro contenido CSS puede ir en una plantilla que servirá para todas nuestras páginas. Esto se consigue a través de las clases que se asignan a los elementos HTML que queremos que sigan los estilos de dicha clase.

El CSS nació de la necesidad de crear una herramienta que permitiese aplicar estilos a los documentos electrónicos. Hablamos de los años 70. Más adelante el problema radicaba en que no todas las páginas se veían en todos los navegadores así que así fue como en 1995 se creó CSS que desde entonces fue desarrollando diferentes versiones. Ahora su uso es universal y válido para numerosos navegadores, formatos, dispositivos, plataformas, etc.