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El videomarketing es una de las estrategias más efectivas para aumentar conversiones, ya que combina impacto visual, storytelling y llamadas a la acción claras. Para aprovecharlo al máximo, es clave entender cómo y cuándo usar cada tipo de video en el proceso de compra.
Entre sus funciones principales, están: captar la atención; educar y generar confianza.
Aunque el videomarketing tiene muchas fortalezas en el actual consumo de medios, surge una pregunta clave: ¿es mejor apostar por videos cortos (short-form) o largos (long-form)? La respuesta no es simple, ya que ambos formatos tienen ventajas para optimizar los resultados, según el contexto y el objetivo de la campaña.
El video tiene la capacidad de transmitir mensajes de manera rápida, efectiva y emocional. Según estudios, los consumidores tienen un 85% más de probabilidades de comprar un producto después de ver un video explicativo. Además, las tasas de conversión pueden aumentar hasta un 80% al incluir videos en una landing page.
Pero no todos los videos generan el mismo impacto. El formato elegido puede marcar la diferencia entre captar la atención del usuario o perderlo en segundos. Aquí es donde entra la comparación entre videos cortos y largos.
Los videos de corta duración (menos de 60 segundos) han ganado protagonismo gracias a plataformas como TikTok, Instagram Reels y YouTube Shorts. Son ideales para:
Ejemplo de uso: Una marca de ropa puede mostrar en 15 segundos cómo combinar una prenda con distintos estilos y agregar un enlace directo a la compra.
Por otro lado, los videos largos (más de 2 minutos) permiten profundizar en un tema, generar confianza y ofrecer información detallada. Son efectivos para:
Ejemplo de uso: Una marca de tecnología puede crear un video de 5 a 10 minutos explicando las funciones avanzadas de su nuevo smartphone, mostrando pruebas de cámara, rendimiento y duración de batería. Esto ayuda a los usuarios a tomar una decisión de compra informada y aumenta la confianza en el producto.
No se trata de elegir entre uno u otro, sino de combinarlos estratégicamente.Dependiendo del producto o servicio a mercadear, se pueden usar videos cortos para captar la atención y generar interés en la etapa inicial (Top Funnel). Para el Middle Funnel, que es la fase de consideración, se suelen usar vídeos medianos (1-3 minutos) con contenido más detallado. Finalmente, en el Bottom Funnel, que es cuando se busca la conversión, los videos largos ayudan a reforzar la decisión de compra.
En conclusión, tanto los videos cortos como los largos tienen su lugar en el videomarketing. La clave está en alinearlos con el objetivo de conversión y el recorrido del usuario.
Aprovecha herramientas de analítica para medir el impacto y personalizar contenido según el comportamiento del usuario. Usa videos interactivos o testimoniales para fortalecer la conversión.
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