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Phygital marketing, ¿sabes lo que es?

Phygital marketing, ¿sabes lo que es?

Vas por la calle, pasas frente a una tienda, y de pronto tu móvil vibra. Un mensaje te invita a entrar. No es spam. Es que justo delante de ti hay una promoción que solo puedes desbloquear si estás ahí. Literalmente. En ese momento. En ese sitio.

Bienvenido —sin darte cuenta— al mundo phygital.

No es magia. Tampoco es una moda pasajera. Es la respuesta a una pregunta que muchas marcas aún no saben que se están haciendo: ¿cómo te hablo, cómo te entiendo, si vives a medio camino entre lo físico y lo digital?


La mezcla que no sabías que ya usas

Seguro que alguna vez has comprado online y recogido en tienda. O te has probado algo en un probador inteligente. O has escaneado un código QR para saber si ese queso manchego era de verdad artesano. Pues eso es phygital. Sin nombre rimbombante. Sin tener que explicártelo con siglas raras.

Pero cuando alguien lo organiza con cabeza, cuando no es solo un parche entre mundos, entonces se convierte en estrategia. Y ahí es donde el phygital marketing entra por la puerta grande.


Más allá del escaparate

No te engañes. Los escaparates ya no son de cristal. Son las pantallas que miras. La tele de casa, sí, pero también el móvil, el portátil, el smartwatch... Si lo piensas bien, cada vez que una marca quiere seducirte, lo hace desde uno de esos sitios. Pero no basta.

¿Y si pudieras tocar lo que ves? ¿Sentirlo, olerlo, vivirlo?

Eso busca el marketing phygital: que lo que empieza en digital, termine en físico. Y al revés. Que si ves un anuncio de un nuevo perfume, puedas acercarte al centro comercial y probarlo, sin hacer cola. Que si vas a un evento, no tengas que llevar tarjetas porque tu perfil de LinkedIn se comparte por NFC con un simple gesto. Que la experiencia sea tan redonda que no sepas en qué momento pasaste de una dimensión a otra.


--> No es lo mismo presencia que experiencia

A lo mejor piensas que esto ya existe. Que los códigos QR lo resolvieron todo. Pero no te equivoques. Lo phygital no va de poner tecnología por poner. No es llenar la tienda de pantallas sin ton ni son. Ni lanzar una app solo porque "hay que tenerla".

Va de que te sientas parte de algo. De que lo que ves online no sea una promesa vacía. De que lo físico no te resulte antiguo, lento, o peor. En resumen: que lo que vives tenga sentido.

--> No te va a bastar con tener redes sociales

Muchos negocios creen que están digitalizados por tener perfil en Instagram. Pero eso es como decir que tienes coche porque sabes montar en bici. No va por ahí.

La clave del phygital es la integración. Que lo digital potencie lo físico. Que lo físico alimente lo digital. Que no haya salto. Que no te dé pereza cambiar de entorno.

Y ojo, no hace falta ser una gran empresa. Hay pequeños comercios que están haciendo cosas brillantes. Tiendas de barrio donde puedes escanear productos y leer reseñas. Cafeterías donde el sistema recuerda cómo te gusta el café. Librerías que detectan por geolocalización que estás cerca y te envían una recomendación literaria personalizada.


Pero... ¿y esto para qué?

Para que no te pierdas. Para que, en medio del ruido, haya marcas que de verdad te entiendan. Para que el marketing no sea un altavoz, sino una conversación. Una experiencia que te apetezca repetir.

Porque si hay algo que el phygital ha demostrado, es que la gente —tú, sin ir más lejos— no quiere elegir entre lo online y lo offline. Lo que quiere es no notar la diferencia.


Dejar de hablar a gritos

En el fondo, esto va de sentido común. De dejar de pensar en canales sueltos, en campañas aisladas, en estrategias que no se entienden entre sí. Va de conectar. Con las personas, con los lugares, con los momentos.

Porque al final, lo que recuerdas no es un anuncio. Es cómo te hizo sentir. Y eso, por mucho que cambien las modas, sigue siendo lo único que de verdad importa.

Así que la próxima vez que entres en una tienda y sientas que todo encaja... ya sabes: no es casualidad. Es phygital.

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